17/4/18

Ninguna razón confesable hay para preferir la inmersión lingüística monolingüe catalanaa a una modalidad de inmersión bilingüe, salvo el que sobre el castellano pese el estigma de lengua extranjera

"(...) Porque así es: el actual modelo catalán, defendido con ferocidad digna de mejor causa, es anómalo e injusto. Se dice de inmersión para callar que es de exclusión. 

En realidad, ninguna razón confesable hay para preferirlo a una modalidad bilingüe, de conjunción, donde no se separarían a los alumnos, sino las materias: tantas en una lengua, tantas en otra, en atención al entorno sociolingüístico.

 Un sistema fácil de implantar, respetuoso e inclusivo, que asegura el dominio de ambas lenguas.

 Pero que no haya razones confesables para oponerse a esta alternativa, no significa que no las haya inconfesables: la inmersión monolingüe no logra ningún beneficio pedagógico que un modelo bilingüe no consiga también, pero solo aquella rinde el beneficio ideológico que el independentismo desea: hacer que sobre el castellano pese el estigma de lengua extranjera, contribuyendo así a adelgazar el contenido de esa parte de su identidad que los catalanes tienen en común con el resto de los españoles. (...)"         (Juan Claudio de Ramón, El País, 12/03/18)

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