16/4/18

Imponer blindajes judiciales, fiscales o lingüísticos para la Comunidad Catalana no podemos entenderlo como un proceso de federalización, sino más bien como un proceso hacia una “jerarquía inversa” de los derechos de todos los ciudadanos

"(...) La España federal.

Ciertamente hay mucha gente de izquierda que apuesta por un sistema Republicano y Federal, no sabiendo muy bien lo que quiere decir federal, y resumiéndolo con frases hechas que lo que definen, en realidad, es un proceso de confederación, como si España fuera en estos momentos una suerte de Estados independientes a la búsqueda de la unidad. 

Con ello quieren encajar la defensa del derecho de autodeterminación, una reclamación dogmática con poca base dado que tal derecho no le asiste a ninguna parte de España, ni por lo legislado por la ONU, ni por lo escrito por Marx, Lenin, Stalin o Rosa Luxemburgo. Recomiendo el ensayo de S. Armesilla: El marxismo y la cuestión nacional española. Editorial El Viejo Topo. 2017.

Proponen la de-construcción de la tortilla española, perdón, del Estado español. Es decir: ya que tenemos España unida, troceémosla a ver si conseguimos volverla a unir, ciertamente desde otros parámetros. Parámetros que se les escapan de las manos a la vuelta de la esquina. 

Paradójico, a la par que ejemplarizante –no precisamente en su acepción positiva-, la propuesta del respetado economista Juan Torres López y el constitucionalista Roberto Viciano Pastor de la refundación basada en la libre voluntad de los pueblos que componen nuestra Patria, cayendo de hinojos en la coartada secesionista, eso sí, flotando por encima de la realidad en visión privilegiada y omnímoda que da ser de “izquierda” y tener la verdad sin mancharse.

Entender el federalismo de esa manera no lleva precisamente a que éste sea muy popular entre las clases obreras que dicen representar. Cierto que los incondicionales lo seguirán apoyando; pero de ahí a conseguir un incremento significativo de adeptos hay mucho, pero mucho, trecho.

Es, pues, importante definir en qué punto del proceso de federación real es en el que se encuentra España. Los niveles de autogobierno de algunas comunidades autónomas son muy altos, superiores al de los länder alemanes. Nuestro sistema autonómico es considerado como federal o cuasi federal. 

Yo lo definiría como un “federalismo imperfecto”, al contener asimetrías que afectan a la igualdad de todos los ciudadanos. Desde la Comisión Europea y el Tribunal de Justicia de la UE ya han puesto en entredicho la legitimidad y lo inaceptable del cupo vasco y el concierto navarro en alguna ocasión, y también el ataque a la igualad de los ciudadanos que significa la implantación de la mal llamada inmersión lingüística.

Imponer, como se pretendía con la reforma del Estatut, blindajes judiciales, fiscales o lingüísticos para la Comunidad Catalana no podemos entenderlo como un proceso de federalización, sino más bien como un proceso hacia una “jerarquía inversa” de la que antes hablaba. El federalismo en España no puede ser el resultado de la unión previa división, no puede ser un proceso a partir de soberanías inexistentes hacia una confederación. 

Históricamente, la confederación es un paso hacia la federación, y no al revés. ¿Qué sentido tiene ir desde un Estado unitario hacia una confederación?

El federalismo, en todo caso, ha de ser un sistema de descentralización del poder para garantizar mejor la igualdad de todos los ciudadanos, atendiendo a la diversidad cultural y lingüística en tanto que realidad en toda España. Dicha federalidad no puede contemplar a las comunidades autónomas (federaciones) como elementos estancos y homogéneos: al contrario, nada hay más diverso que las comunidades con más de una lengua.

 Es decir, un sistema federal no puede permitir blindajes de lenguas, y menos aún sistemas educativos basados en la exclusión de cualquiera de las lenguas de la autonomía. La inmersión lingüística no tiene justificación actualmente ni como discriminación positiva, si es que alguna vez se pudo considerar como tal.

Evidentemente, un Estado federal precisa de una fidelidad federal o constitucional que, en los sucesos que nos atañen actualmente, brilla por su ausencia. Como dice Teresa Freixes, es hora de dejar de hacer el federalismo de la centrifugación para pasar al federalismo de la cooperación y la coordinación.

Federalismo no debe, ni puede, estar reñido con el concepto de Estado integral según la II República, o el de unidad indisoluble de la actual Constitución –concepto que mantiene en su constitución la República federal Alemana–.

Nou Barris. Barcelona. 02 de abril de 2018"

 (Vicente Serrano, Presidente de Alternativa Ciudadana Progresista, Crónica Popular, 06/04/18)

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