"(...) no hay nada sorprendente en la decisión este año de un alcalde en la
ciudad catalana de Cervera, de colgar boca abajo en las paredes de su
ayuntamiento los retratos de ciertas personalidades históricas, entre
ellos un rey de España de tres siglos atrás. (...)
Sin embargo, existe otra explicación más probable para el gesto del
alcalde de Cervera. Desde el comienzo de la historia de España, casi con
certeza nunca ha habido una ópera cómica para igualar a la representada
en los últimos meses por un sector de la clase política de Cataluña. La
prensa, de todos los matices de opinión, ha sido despiadada en su
crítica a la conducta de algunos activistas en Cataluña, quienes, al
parecer, preferirían destruir su país antes de permitirle recuperar la
normalidad constitucional.
Este seguramente sea el único caso registrado
en el que una alianza extraña de la burguesía rica y de radicales
populistas hayan conspirado juntos en un intento de destruir el
movimiento nacionalista tradicional en Cataluña.
El incidente de Cervera ocupa un lugar dentro de esta duradera y
todavía no acabada ópera cómica. Parece que el alcalde de Cervera,
cansado de la reputación de su pueblo como uno de los más fieles
seguidores de la monarquía borbónica durante la Guerra de Sucesión de
1705-1714, ha decidido proclamar el descubrimiento de que su ciudad era
de hecho hostil a los Borbones en 1705.
Para celebrar este
descubrimiento (que hizo público por primera vez hace seis años), ha
ordenado que todos los retratos del rey se cuelguen al revés, un acto de
malicia juvenil que no ha hecho más que revelar el escaso conocimiento
que él y el ayuntamiento parecen tener de la historia de su propio país.
Desafortunadamente para el alcalde, la verdad se puede ver aún más
claramente cuando se pone de cabeza abajo.
El hecho es que Cataluña durante la Guerra de Sucesión tuvo pocas
dudas sobre su lealtad al rey Felipe V y los Borbones. Sin embargo, en
el año 1705 la armada británica y su ejército ocuparon Barcelona y buena
parte de Cataluña, lo que hizo inevitable que ciudades como Girona y
Lleida, que tenían guarniciones y armamentos insuficientes, se vieran
obligadas a aceptar a los británicos, que ejercieron el poder en nombre
del archiduque Carlos de Austria.
Barcelona fue finalmente tomada por
los austracistas y británicos en septiembre de 1705 y salieron de la
ciudad 6.000 catalanes borbónicos.
La historia nacionalista conserva un
discreto silencio sobre estos catalanes que decidieron no apoyar al
nuevo rey impuesto por los británicos. Al igual que Barcelona y gran
parte de Cataluña, la pequeña ciudad de Cervera no pudo evitar unirse a
los británicos en 1705.
Pero Cervera y Cataluña de ningún modo fueron hostiles a Felipe V.
Tan solo dos años antes, las Cortes de Cataluña habían proclamado su
inmensa satisfacción con el rey. Cervera, al igual que otras ciudades,
era indudablemente partidaria del rey Borbón. En los años posteriores a
1705 no dejó ninguna duda al respecto: los documentos del régimen
borbónico, que era poco probable que pasara por alto cualquier
deslealtad, hablan a menudo de su «fidelidad ejemplar».
A pesar de su
fidelidad, sin embargo, cuando el gobierno abolió los fueros de
Cataluña, la élite de Cervera se encontraba entre los que más
protestaron ante el rey. En su protesta, «recordaban los cerverinos, con
razón, lo que ellos habían hecho por Felipe V, los grandes daños y
perjuicios que por su causa habían sufrido, y como ahora con la
supresión de los fueros se castigaban por igual á los amigos que los
enemigos», Cervera expresó «su continuo aborto de suspiros y lastimoso
parto de lágrimas».
Es obvio que el actual alcalde de Cervera desconoce
la posición felipista del pueblo después de 1705, o la fidelidad
constante del pueblo a los fueros históricos. Cervera, y con Cervera una
buena proporción de las ciudades de Cataluña, apoyó a los Borbones,
pero estaba enojada con la decisión de los Borbones de abolir los
fueros.
Sin embargo, el alcalde persiste en su versión de los
acontecimientos.
Da la casualidad de que no es el único político
culpable de una manipulación deliberada de la historia. Los que viven en
Cataluña han sido testigos en los últimos años de la increíble manera
en que los hechos simples de lo que sucedió en el pasado, especialmente
el pasado asociado a esa desafortunada Guerra de Sucesión, han sido
sistemáticamente falsificados en todas las plataformas públicas
disponibles: en la televisión, en la prensa radical y en los discursos
políticos.
Esta imagen falsa del pasado ha sido cuidadosamente inventada
por un puñado de burócratas, algunos en la Generalidad y otros en TV3,
cuya principal preocupación ha sido hacer creer al público que Cataluña
ha sido oprimida sistemáticamente desde el siglo XVI hasta hoy, por un
régimen tiránico español dedicado a destruir sus libertades y aplastar a
su pueblo.
LA FALSIFICACIÓN de la historia de Cataluña es parte del actual
proceso de la ópera cómica. Es la parte que realmente debe tomarse en
serio por aquellos que se preocupan por la verdad como un valor de
nuestra civilización. El pasado es la base de nuestra cultura y no debe
ser el juguete de los pequeños burócratas. Es el pasado lo que necesita
defenderse. (...)"
(Henry Kamen es historiador británico. Entre sus obras se encuentra España y Cataluña. Historia de una pasión, El Mundo, 23-03/18)
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