23/2/18

Los asesinos crispaban tanto como los que se protegían de ellos... la miseria moral del PNV

"En Andoain había un jefe de la Policía Municipal que estaba amenazado de muerte y lo sabía. Sabía que la amenaza era muy seria, porque venía de ETA, una organización mafiosa que llevaba ya unos ochocientos muertos en sus cuentas.

El sargento de los municipales era enemigo de los asesinos. Era un tipo valiente y honrado, de los que ganan a los malos en las películas. Se llamaba Joxeba Pagazaurtundúa, y la gente, para abreviar, le llamaba Pagaza.

Yo le conocí un día hace más de veinte años. Me llevó a verle el que fue durante muchos años mi guía autóctono para moverme por Euskadi, Mario Onaindia. Se trataba de que yo conociera a un hombre que tenía que aplicar la ley incluso donde sus jefe, del PNV, no querían que se aplicara.

Como la película era de Arte y Ensayo, a Pagaza le mataron los malos. Unos chavales, llamados Ignacio e Iñaki, le señalaron como víctima adecuada, y otro chaval, llamado Gurutz, le asesinó a sangre fría mientras leía el periódico en el bar donde desayunaba todos los días.
Gurutz sigue en la cárcel, pero Iñaki e Ignacio acaban de salir hace unos días del talego. 

 Y, como es natural, han sido recibidos como héroes, y saludados con un aurresku en su pueblo, en Andoain. Un pueblo de 15.000 habitantes, lleno de gente encantadora y de fanáticos de los asesinos. Con una alcaldesa elegida con los votos de Bildu y el apoyo democrático del PNV. EH-Bildu, la base social del terror.

 Hoy, los valientes y ensalzados colaboradores de quienes mataron a Pagaza pueden pavonearse, presumir delante de los seis militantes del PP que, de acuerdo con los biempensantes del nacionalismo, hicieron un escrache a los chivatos que celebraban su justo homenaje.

Todo ha sido como era previsible, y el 30% de los pacíficos ciudadanos que vota a Bildu se han podido quedar con la cara de los seis convecinos que han ido a amargarles la fiesta.

La fiesta de los chivatos, de los jóvenes dispuestos a señalar a uno que se llamaba Pagaza.
Es muy difícil decir desde allí que Andoain es un pueblo habitado por tantos miserables y canallas. Por eso se echaba tanto de menos el otro día a los representantes de otros partidos que, como el PSE, se dejaron tanta sangre por el camino.

Los seis de Andoain estaban solos contra la barbarie. Casi tan solos como Pagaza.
Ellos son ahora quienes nos salvan a todos de sufrir el destino que los nacionalistas reservan a las minorías."                 (Jorge M. Reverte, El País, 23/02/18)


"Gorka Iturriaga, dirigente del PNV en Álava, en alusión a la protesta de seis miembros del Partido Popular frente al homenaje a unos etarras excarcelados hace unos días: “Los dos extremos políticos de este país habéis generado durante años mucha crispación y contribuís bien poco a recuperar la convivencia. Una pena”. 

Parafraseando a Aitor Esteban en referencia al mensaje del Rey, “el mismo discurso de siempre envuelto con celofán progresista”.


Los asesinos crispaban tanto como los que se protegían de ellos. Seis voluntariosos militantes del Partido Popular impidiendo la convivencia. Así no hay quien avance hacia la paz y el progreso.


Sí que es una pena tener que seguir escuchando este tipo de expresiones, pero lo es más el hecho de que podemos estar seguros de que es expresión del más íntimo convencimiento de su autor. Apuesto a que no es ninguna pose ni un subidón radical momentáneo de esos que tienen los adictos a Twitter. No. 

No se trata de un forofo nacionalista anónimo sino de un dirigente de la organización del PNV en Álava. No parece que sea muy espabilado (moralmente hablando no, desde luego) aunque sea profesor (de educación física), ni mucho menos prudente, pero sabe, como yo, que el contenido de su escrito de tres líneas (ETA y PP, o sea, idealistas frentes a fachas, eran polos opuestos de un conflicto del que los nacionalistas fueron las víctimas) es compartido por mucha gente en mi tierra.   (...)

¿Pedirá perdón el tal Gorka? Uf. Casi lo descarto. Ellos son más de recibir disculpas, por la guerra civil, por el bombardeo de Gernika, por la torturas, por el nacimiento de Franco…Por cosas realmente importantes.


Estoy seguro de que no todos los nacionalistas son iguales, claro, pero los que son, lo son hasta la cola, que se decía en mi juventud.


Mientras excompañeros del señor Iturriaga pasan por el banquillo temerosos de escuchar una condena importante por uno de los mayores desfalcos cometidos por militantes de su partido (ah, que ya los han echado), él frivoliza sobre la pureza del alma nacionalista en una cuestión como la del terrorismo haciendo un ejercicio de geometría barata: ellos (PNV) siempre en el medio, observando como las balas pasaban de un lado hacia el otro. 

Bien que se dan por ofendidos cuando se les recuerda su larga lista de acuerdos históricos en ayuntamientos e instituciones con el brazo político de ETA mientras aún mataba. Los hay que ahora miran hacia atrás y ya no ven nada. Ni siquiera Lizarra, aquella intentona de aglutinar al mundo nacionalista (dio lo mismo que una parte de él fuera terrorista). ¿Siguen soñando con eso?


Poca crispación pudieron crear esos seis militantes del PP. Me hubiera alegrado más que hubieran sido seiscientos y que esa acusación de crispación, acuñada en los tiempos de Ibarretxe por protestar en voz alta contra el asesinato, tuviera sentido práctico. Es más, me da por pensar que si esa proporción de fuerzas (600 frente a 150) se hubiera dado en el pasado, la convivencia habría llegado antes y de otra manera.


Tranquilos, todo en orden por el norte.


Seis miembros del Partido Popular ¿no podrían haber sido más? ¿Y otros seis del PSOE? Ay, esa soledad heroica frente al terror, como en los peores años.


La maravilla de algunas frases es que aunque cortas lo resumen todo. Yo, que apenas utilizo el Twitter también puedo resumirlo y mucho: miseria moral crónica."            (Iñaki Arteta, Libertad Digital, 21/02/18)

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