28/11/17

Carta de un "mursianu" de la CNT a Gabriel Rufián.

"(...) Carta de un "mursianu" de la CNT a Gabriel Rufián.

Ilustrísimo tuitero y diputado (por este orden).

Me llega al más allá un tweet de su señoría de hoy 20 de Noviembre que reza los siguiente: "42 años de la muerte en la cama de Franco y 81 del asesinato en el frente de Durruti. Que no fuera al revés ayuda a entender alguna cosa.". 

Dicho tweet me hace removerme en mi tumba, más que nada porque yo llevo muerto de antes que naciera usted y se algo más de lo que usted de lo que pasó hace 81 años y me duele profundamente que representando a quien representa reinvidique una figura como Buenaventura Durruti. Así que permita que le explique algo que entiendo que usted desconoce o peor pervierte y manipula.

Le voy a hablar de un pueblecito de Girona, a apenas 15 km de la capital, en un entorno idílico en el valle de un río rodeado de montañas. Allí caí yo a principios de los 30 siendo un adolescente que huía de la miseria, el hambre y la incultura de su tierra natal. 

Primero pasé por Barcelona y allí me dijeron que en aquel pueblo había unas minas y necesitaban mano de obra y para allá que me fui. No sabía leer ni escribir. Recuerdo que con 6 años ya iba al campo a llevar la comida a mi padre jornalero. El cambio que encontré en aquel pueblo a mi tierra era como cambiar de siglo. En el pueblo ya existía una industria importante, la fuerza del agua del río era fundamental y en la España seca no tenemos ese don de la naturaleza. 

La fábrica Burés, cuyos propietarios eran la familia Juncadella (pata negra de la burguesía barcelonesa), emparentados directamente con la familia Salisachs, no sé si le sonara señoría, pero si juntamos los apellidos Samaranch y Salisachs seguro que sí ¿verdad?, todo queda en familia en Catalunya, en eso no existe hecho diferencial, salvo que aquí nunca gustaron los títulos nobiliarios. Pues bien en esas fábricas trabajaba la clase obrera del pueblo. No podemos hablar de condiciones laborales idílicas pero si al menos de sueldo, cobijo y en muchos casos incluso escuela. 

Esas industrias hacían que prácticamente todo el pueblo tuviera ocupación y por lo tanto se necesitaba mano de obra para los trabajos más rústicos y duros. Ahí entramos nosotros, gentes que desde los años 20 llegaron de otros lugares de España. Fue destacable la diáspora de murcianos (mursianus) tanto que a todos los forasteros de fuera de Catalunya se los conocía popularmente como "mursianus" aunque muchos eran castellanos o aragoneses.

Pues bien señoría cuando se alumbró la II República, muchos de aquellos parias de la tierra pensamos que era nuestra oportunidad por fin, aunque muchos como yo no creyésemos en ella. Una corona o un mujer enseñando los pechos y enarbolando una bandera no dejan de ser dos caras de la misma moneda: el puño opresor del estado. 

Unos solo querían cambiar el estado, invertir los términos y que los opresores pasaran a ser los oprimidos. Otros como yo creímos siempre en el ser humano, con la capacidad de autoregularse y convivir en paz sin la necesidad del estado como árbitro, sin oprimidos ni opresores. 

A los anarquistas nunca nos gustó la segunda república que tanto venera, la consideramos un mal menor, una transición a la verdadera revolución, que eliminase el estado como rector de la vida, pero primero había que derrotar a la reacción y después ya vendría el marxismo y el comunismo a las órdenes de la URSS. Si queríamos derrotar al fascismo debíamos unir fuerzas y así lo hicimos, creamos las milicias antifascistas y allí había una amalgama de enemigos irreconciliables. 

Nada más doloroso para un anarquista que tener que pactar o al menos hacer ver que se toleraban con los nacionalistas identitarios de ERC, los cuales en su mayoría eran pequeños burgueses con negocios capitalistas. Ya sabe: en los pueblos todo el mundo se conoce.

Muy probablemente señoría fueron aquellos pactos contra natura, quienes nos llevaron a la derrota en el 39. Es más. Le aseguro que muchos de aquellos que pactaron con nosotros respiraron aliviados cuando Franco entró por la Diagonal, quemaron cualquier recuerdo de su pasado reciente y estiraron el brazo para gritar "Arriba España" con acento del interior de Girona. 

Y cuando llegó la Guardia Civil a los pueblos a preguntar quien había sido, con ese mismo acento y sus 8 apellidos catalanes, fueron muchos quienes dijeron: "han sido los "mursianus" de la CNT mi alferes". 

Los que tenían pasta se fueron al exilio y los que no culparon de todo a los forasteros, quienes fueron en su mayoría quienes acabaron en los batallones de castigo o peor, en las cunetas. ¿A quién creer? ¿A un pobre labrador o minero o al "señor" de bien que regentaba un negocio?

Los del negocio, los que votaban a ERC, volvieron a abrir la persiana el 2 de Abril del 39, la burguesía recuperó su fábrica y los "mursianus" de la CNT al trabajo forzado, las palizas y la miseria. 5 años después pude volver al pueblo, pero nadie me daba trabajo además de tener que ir cada semana a "fichar" al cuartel hasta la amnistía de los 25 años de paz. 

Mientras sobreviviendo como podía haciendo los trabajos más duros, con los sueldos más míseros. La construcción de los pantanos de Sau, Susqueda y el Pasteral fue mi salvación. Me casé y tuve hijos nacidos ya en Catalunya, cuando todo parecía por fin ir bien enfermé gravemente de silicosis. 

Años de tragar polvo y, tal vez mi ignorancia, lo achaca un poco también a las condiciones en el batallón de castigo de después de la guerra. Empecé a tener que pasar temporadas en el hospital del tórax en Terrassa hasta que al final fallecí sin haber conocido a la mayoría de mis nietos, ni tan siquiera tuve derecho a una pensión y los últimos años viví gracias a mis hijos.

Usted señoría representa a un partido burgués, que de izquierda solo tiene el nombre, de gente de bien, de misa dominical y que le pagaba el desayuno en el bar del pueblo a la guardia civil, de chivatos por salvar su culo y sobre todo un partido que hace de la identidad nacional su razón de ser, todo lo contrario de lo que fue la CNT/FAI. Durruti jamás quiso saber nada de ERC. 
Es más la mantuvo a raya, sabía perfectamente quienes eran y de donde venían, del fascismo reaccionario de Estat Catalá.

Le voy a pedir una cosa: visite el pueblo. Se llama Anglés en Girona, si nunca va verá un pueblo de clase media, de funcionarios y pequeños burgueses que cuelgan la estelada, presuntos oprimidos, cuando pase por la ahora abandonada fabrica Burés verá a continuación un seguido de casas baratas construidas en los años 50, muchas de ellas ya abandonadas y la mayoría que amenazan ruina, en una de ellas verá la única bandera española de todo el pueblo, en el lugar más humilde del pueblo. 

Después si quiere pase a verme. No tiene perdida. Es el único nicho del pueblo en cuya lápida hay siempre un adhesivo de la CNT. Mi nieto viene una vez al año a reponerlo."            (Santi Ledesma 20 de noviembre a las 10:15 , en Rebelión, 25/11/17)

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