"Los reveses en el plano internacional y las
fuertes tensiones internas entre los socios de la coalición Junts pel Sí
parecen apuntar hacia la convocatoria de elecciones anticipadas ante la
imposibilidad de celebrar el referéndum.
El proceso soberanista catalán, cuando ya han pasado
los 18 meses prometidos para realizar la declaración de independencia,
ha entrado en su recta final marcada por las agudas tensiones entre los
socios de gobierno de la coalición Junts pel Sí y la circularidad de las
propuestas para alcanzar el objetivo final de la secesión.
La Semana Santa ha estado trufada de reveses y
contratiempos para los promotores de la independencia de Catalunya. En
el plano internacional, la visita de dos congresistas norteamericanos a
Barcelona y la entrevista en Estados Unidos del president Puigdemont con
el ex presidente Jimmy Carter se saldaron con sendos varapalos para las
pretensiones de complicidad de la primera potencia mundial con el
proceso secesionista.
El congresista Dana Rohebacher, conspicuo
partidario de Donald Trump y amigo de Vladimir Putin, defendió en la
capital catalana el referéndum de autodeterminación. No habían pasado 24
horas cuando la embajada española en Madrid emitió un comunicado
desmintiendo al congresista y reiterando su compromiso con una España
“fuerte y unida”, como ya había hecho Barack Obama. Paralelamente, la
Fundación Carter, especializada en mediación de conflictos
internacionales, rechazó implicarse en el proceso soberanista como
respuesta a la reunión “secreta” que sostuvieron Carter y Puigdemont a
finales del mes de marzo.
A principios de abril el controvertido candidato
conservador a la presidencia de la República Francesa, François Fillon,
defendió en una entrevista la conveniencia de realizar el referéndum de
autodeterminación en Catalunya y elogió al gobierno británico por
permitir la consulta en Escocia. Al día siguiente matizó este
posicionamiento asegurando que “respecto a España, el derecho de
autodeterminación no está reconocido por la Constitución.
Y es evidente
que todo eventual referéndum debería realizarse en el marco
constitucional”. Asimismo realizó las codificadas manifestaciones
respecto a que se trata de un asunto interno español en el que no quiere
interferirse.
De este modo, uno de los objetivos estratégicos de la
presidencia de la Generalitat en esta legislatura excepcional: la
internacionalización del proceso soberanista se salda con un rotundo
fracaso a ambos lados del Atlántico. (...)
la Semana Santa ha estado determinada por el
estallido de las tensiones largamente contenidas entre PDeCat y ERC,
socios de gobierno en Junts pel Sí.
La primera prueba de estas tensiones se reveló cuando
la consellera ex convergente de Governació, Meritxell Borràs, se negó a
licitar la compra de urnas para realizar el referéndum ordenada por el
vicepresidente Oriol Junqueras si el mandato no figuraba por escrito.
Así se evidenció que las inhabilitaciones de Artur Mas, Joana Ortega,
Irene Rigau y Francesc Homs han causado mella en la cúpula ex
convergente, así como las advertencias de la Fiscalía a las empresas que
eventualmente colaboren en la preparación de la consulta. Ello también
indica que el gobierno del PP ha aprendido las lecciones del 9N y no
dejará ninguna fisura que facilite la celebración del referéndum.
Ahora bien, esto sólo fue un aperitivo comparado por
el escándalo desencadenado por la difusión de las grabaciones del número
dos del PDeCat, David Bonvehí, en una cena de militantes en Manresa a
la que asistieron dirigentes comarcales de ERC y en la que afirmó que si
el proceso soberanista acaba en desastre el partido debería apostar por
un “candidato autonomista”.
Esto sucedió días antes de la presentación
en sociedad la formación Lliures, liderada por el ex diputado
convergente Antoni Fernández Teixidó, que pretende ocupar el espacio
autonomista y liberal de la antigua Convergència i Unió y enterrar el
proceso soberanista.
Como respuesta al revuelvo causado por Bonvehí,
desde las filas del PDeCat se acusó a los dirigentes comarcales de ERC
de realizar y filtrar la grabación y amagaron con presentar una querella
ante la fiscalía que finalmente ha sido desestimada ante el peligro de
ruptura de la coalición. No obstante, el alcalde de Manresa del PDeCat
destituyó a la teniente de alcalde de ERC, Mireia Estefanell, sospechosa
de haber realizado la grabación.
En este contexto deben interpretarse las palabras de
Junqueras asegurando que si el gobierno español impide la realización
del referéndum a la Generalitat no le quedaría otra salida que realizar
una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) que denominó “cláusula
de desbloqueo”.
Una toma de posición que desempolva uno de los
supuestos contemplados en el programa del Junts pel Sí donde, por
cierto, no se preveía la celebración de un referéndum de
autodeterminación, sino un proceso constituyente que finalmente habría
debido ser plebiscitado por la ciudadanía.
En principio causa estupor que, cuando más unido
debería mostrarse el bloque soberanista ante la inminencia del anunciado
referéndum, afloren estas fuertes tensiones. (...)
Estas tensiones muestran que, desde las filas del
PDeCat, a excepción quizás del president Puigdemont, se está imponiendo
el criterio que el referéndum no podrá realizarse y que el partido debe
realizar un giro radical para volver a la moderación autonomista, clave
de sus reiterados éxitos electorales en la etapa pujolista.
Para estos
sectores el giro soberanista liderado por Artur Mas sólo ha servido para
alimentar el crecimiento de ERC y, lo que es más grave para un
electorado profundamente conservador, convertir a la anticapitalista CUP
en el árbitro de la política catalana. Ahora bien, realizar este giro
después de cinco años de encendidas promesas y enfáticos compromisos con
el objetivo de la independencia resulta sumamente complicado. Esto
favorece extraordinariamente que, si descarrila el proceso, ERC les
culpe de traidores y cobardes y les responsabilice del fracaso como
indican los últimos movimientos de esta formación.
De este modo el
PDeCat se halla en un callejón sin salida donde cualquiera de las
opciones son perjudiciales. Si continúa hasta el final en el
enfrentamiento con el Estado se arriesga a espantar a los sectores
moderados y centristas de su electorado hacia otras propuestas
electorales y si no lo hace le lloverán las imputaciones de ser los
culpables del fracaso del proceso alimentando aun más el ascenso de ERC.
En fin, todo apunta a que en septiembre en vez de
referéndum se convocarán elecciones anticipadas en las que ERC espera
quedarse con la parte del león del electorado nacionalista ante el
hundimiento del PDeCat y la posible incomparecencia de la CUP quien ha
anunciado que, en caso de no celebrarse la consulta, se plantearían no
concurrir a unos comicios en clave autonómica.
Este panorama alimenta, sin duda, la estrategia del PP
de no ceder en nada, judicializar el conflicto y dejar pudrir el
proceso. Ello a despecho de las profundas heridas que esto está
provocando en la sociedad catalana y de la enorme frustración, de
incierta deriva, que puede generar en los sectores de la población que
apoyan la causa secesionista." ( Antonio Santamaría , El Viejo Topo, 21/04/17)
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